Arrastrando las valijas...

sábado, 24 de agosto de 2013

Asturias y Cantabria




Verde que te quiero verde…




El sábado 2 de junio de 2007 nos despedimos de Teresa y Erlantz luego de desayunar y agradecerles la hospitalidad y los buenos, pero escasos días que pasamos con ellos en su casa de Maruri (ver “El País Vasco”) y emprendimos camino hacia Asturias, Llanes, Vidiago, Casona de Vidiago… ese era nuestro próximo destino.

Llegamos a las 13:00 luego de un muy hermoso viaje por los caminos de Asturias, disfrutando el paisaje que tantas veces habíamos visto por TV, sobre todo luego de emocionarnos con “Vientos de Agua”… y era el mismo paisaje: todo verde, casitas con techos de tejas rojas  diseminadas por todas partes, con las montañas de telón…

Nota: Para aumentar el tamaño de las fotos clickear sobre ellas.
Como era temprano cuando llegamos al complejo La Casona de Vidiago, todavía no podíamos entrar en el departamento que nos habían asignado porque lo estaban acondicionando. Lo recorrimos, muy bonito, con una edificación en piedra, ya que es una antigua casona remodelada, con varios cuerpos de edificios que están a distintos niveles y una piscina en el centro:
 

Para matar el tiempo…y el hambre… nos fuimos a almorzar a una sidrería cercana, en el mismo Vidiago.

Vidiago es una pequeña aldea o caserío con la ruta que pasa entre sus calles, “cortando” al medio su fisonomía.

Y porqué a una sidrería? Porque es lo típico en Asturias, la sidra se sirve “escanciada”, es decir tirada desde lo alto, desde arriba de la cabeza de quién la sirve y directamente al vaso, en un pequeño volumen que se debe tomar de un trago… es sidra sin burbujas y no dulce como la nuestra, sino más bien ácida.

Obviamente que después de almorzar y como no podía ser menos, nos tomamos nuestra sidrita…

Escanciando la sidra











La sidrería se llamaba “Hoyú L’aguá”, muy típica y rústica. Almorzamos unos chipirones y unos calamares fritos de aquellos…





     
Esta es la sidrería
Luego de acomodar nuestros bártulos en el departamento, decidimos ir al supermercado más cercano y llenar la heladera… Partimos para Llanes, pueblo muy próximo, aproximadamente a 10 minutos, muy bonito, con un puerto también muy lindo y lugares peatonales y antiguos bien típicos de la zona.


Al día siguiente decidimos hacer un itinerario por algunos pueblos de la región de Asturias, comenzando por Ribadesella, que está a unos 30 km de Vidiago. Al llegar dejamos el auto cerca de la Oficina de Informes Turísticos, que está sobre una costanera que bordea el Río Sella, allí nos indicaron las mejores opciones para conocer el lugar. Iniciamos nuestro recorrido por el casco histórico, con calles peatonales, con muy poca gente, solo algunos turistas como nosotros y los lugareños que iban a misa de domingo, muy bien ataviados por cierto, y contrastando con nuestro “look turístico”.



Nos encantó esta parte antigua de Ribadesella, con sus casas pintadas de colores alegres y sus balcones llenos de flores.

Luego tomamos el llamado Camino de Guía, que va subiendo entre casitas del pueblo, con más flores a su alrededor y hasta ovejitas y cabritos que algunas casas tienen en sus fondos. Así hasta llegar a un mirador donde hay una Ermita, llamada también de Guía, desde donde se ve una hermosa panorámica de la parte antigua de Ribadesella y la parte nueva ó moderna con playas sobre el Mar Cantábrico, ambas zonas, la nueva y la antigua, están separadas por el Río Sella y unidas por un puente también llamado Puente del Sella… muy fácil de acordarse…

 


Bueno, desde la Ermita bajamos por otro paseo que corre a la vera del Río Sella y que en su primera parte se llama Paseo de la Grúa y que luego se transforma en el Paseo de la Princesa Letizia, por la actual princesa, esposa del Príncipe Felipe, que es Príncipe de Asturias.

Estos paseos son nuevos, muy bien adornados con figuras de personajes de la leyenda asturiana, son semejantes a los gnomos y en cada una de ellas se cuenta su significado, por ejemplo: el Nubero, el Diañu Burlón, el Simiansu, el Cuelebre, el Trasgu, Les Xanes, etc. Después vimos que vendían las estatuitas con estos personajes ó duendes que según la leyenda suelen habitar en las casas de las personas… muy simpáticos!

También existe una serie de murales con la historia de Ribadesella desde la prehistoria hasta nuestros días, muy originales y divertidos, como este de La Modernidad:


Estos paseos terminan en el casco antiguo nuevamente, es decir hicimos un recorrido que completa un circuito, partiendo de un determinado punto y llegando, por otro camino, al mismo lugar.

Cuando llegamos a nuestro sitio de partida “moríamos de hambre”, así que buscamos un lugar para comer, había muchos y en casi todos ofrecían el llamado “plato del día” ó “menú del día”, que resultaba más económico que pedir un plato a la carta, y por lo general consiste en dos platos, postre ó café y una bebida, los precios oscilaban entre 10 y 14 Euros, esto mismo se puede encontrar en casi toda España.

Eran aproximadamente las 14:00 y nos sentamos a comer en “La Goleta”, un mesón muy de pueblo… probamos la famosa Fabada asturiana, con chorizo, morcilla, alubias y panceta -livianito, no?- y de segunda, como dicen en España, lomo de cerdo con morrones y papas. En general la comida que aparenta ser “pesada” no cae mal, quizás sea por todo lo que caminamos luego.

Después del almuerzo cruzamos con el auto por el Puente del Sella y recorrimos un poco la parte nueva, que también nos gustó mucho.

Seguimos camino a Villaviciosa, otro pueblito de Asturias. Buscamos un ciber-café para chequear los mails. Entramos en una sidrería a preguntar: lleno de gente, mucha juventud y el piso todo húmedo por la sidra que se derrama al escanciarla… nos indicaron el “Café de Vicente”, muy agradable, donde nos tomamos un café y nos metimos un rato en Internet.

Recorrimos un poco el pueblo y seguimos camino esta vez hacia Gijón. Lo hicimos por una carretera serrana, con muchas curvas, pasando por pueblitos pequeños pero hermosos como por ejemplo uno llamado Venta de las Ranas, hasta el nombre es simpático, no?

Gijón, el más importante puerto y la ciudad de más habitantes del principado, es muy industrial, con un barrio antiguo que tiene su centro en la porticada Plaza Mayor, donde está el Palacio de Revillagigedo, en realidad está sobre otra plaza próxima: la Plaza del Marqués. También conocimos su Catedral, unas ruinas romanas y otros monumentos como el del eminente escritor y político del siglo XVIII Gaspar Melchor de Jovellanos, nativo de Gijón.

Foto “artística” en una calle de Gijón
El siguiente día también fue un día agitado.

Comenzamos nuestro itinerario en Llanes, luego de desayunar en nuestro departamento de la Casona de Vidiago, esta vez la caminamos un poco más, aunque no lo suficiente, por eso volveríamos otro día nuevamente. Recorrimos toda la zona del puerto, donde llaman la atención unos cubos de hormigón, enormes, que están entre las piedras naturales de la costa, pintados de todos colores, con flores, guardas, soles, etc., etc., se les llama “Los Cubos de la Memoria”, están allí en homenaje al pueblo de Llanes por idea y creación de un artista vasco, Agustín Ibarrola y le dan al puerto un paisaje característico.


Llanes nos gustó mucho, conocimos la Oficina de Turismo que funciona en una torre antigua, también la Basílica de Santa María y el Casino, que es como el clásico “Club Social” de nuestros pueblos, allí estaba anunciado un Festival de Tango. Sí, de tango… con un cartel en la puerta, que no perdimos la oportunidad de fotografiarnos ante él:


Luego seguimos viaje hacia Comillas, éste es un pueblo de Cantabria, que está a unos 45 km de Llanes y que se llama así por el Marqués de Comillas que vivió allí por el 1800.

Recorrimos como siempre su casco antiguo, es lo primero que buscamos cuando entramos en una nueva ciudad, porque es lo que más nos atrae conocer, éste era muy semejante al de otros tantos pueblos de la zona.

Almorzamos en una de las tantas tabernas que había, esta vez una paella, merluza a la plancha y de postre: natilla.

Plazoleta en el centro de Comillas

Quisimos conocer un edificio diseñado y construido por Antonio Gaudí, llamado El Capricho, pero no pudimos ya que allí ahora funciona un restaurante y estaba cerrado y sin posibilidades de acceso. Otro día volveríamos.

Seguimos camino hacia un puerto pesquero muy cercano a Comillas: San Vicente de la Barquera, muy bonito, con calles porticadas, murallas y una Iglesia románico-gótica de Nuestra Señora de los Ángeles, antiquísima!!, de los siglos XIII y XIV, también un castillo y lo que más me llamó la atención fue una puerta llamada La Puerta del Peregrino, ubicada donde antes estaba el Hospital de la Concepción, por donde pasaban los peregrinos que iban a Santiago de Compostela, por el Camino del Norte, en el siglo XIV y XV.
La Puerta del Peregrino

Tiene calles que suben y bajan, con escaleras adoquinadas, pero también hay una zona, la del puerto, mucho más moderna. Desde un “patio” del viejo castillo nos sacamos una foto con el automático de la cámara digital:

Espectacular la campiña de fondo

Así son las calles en San Vicente de la Barquera:


Luego seguimos hacia Santillana del Mar (siempre en Cantabria), a tan solo 17 km de Comillas, todos están muy cerca unos de otros.

Este pueblo nos encantó!!

Es antiquísimo, todas sus calles adoquinadas y con muchos edificios de piedra color dorada, del siglo XV al XVII, que se conservan intactos. En muchos de ellos funcionan restaurantes ó tiendas de souvenirs.

El Monasterio, llamado La Colegiata, es el edificio principal, está formado por el Claustro y la Colegiata románica de Santa Juliana, mártir local de los comienzos de la Edad Media.

Las casas son muy especiales, tienen balcones de hierro negro y escudos de armas de los nobles que en su tiempo las habitaban, también se conservan en la planta baja los establos donde se guardaban los animales.


Y siempre las flores presentes…

Acá probamos la “Quesada”, típica de la zona, hecha con harina, leche, azúcar, huevo, mantequilla, limón, canela, cuajo y sal. Se deja comer aunque no es gran cosa.



El día siguiente lo dedicamos primero a conocer Oviedo, capital de Asturias, que se encuentra ubicada aproximadamente a 170 km de Llanes. Llegamos a su plaza principal, la Plaza de Alfonso II, donde está la Catedral, que entramos a conocer, como todas: inmensa, muy ornamentada, de estilo gótico.

Esta es una zona donde una plaza se “conecta” con otra, así es como en la “siguiente plaza”, había un mercado al aire libre, tanto de comestibles como de mercancías en general, ropa por ejemplo y muy concurrido.

También encontramos unas cuántas de las típicas estatuas de bronce negro, que encontraríamos por toda Europa y que tanto nos llamó la atención y junto a las cuales no pudimos resistir la tentación de fotografiarnos:

En pleno Mercado…

Y estas otras dos tan graciosas, en donde intento infructuosamente levantar una pesada valija y en la que Roberto pasea del brazo de una elegante dama:



     Almorzamos en un bar muy moderno, con una decoración en acrílico de colores brillantes y con una ambientación muy relacionada con los toros y las corridas de toros, de allí su nombre: “Taurina Quinto Tarde”…

Menú del día: ensalada mixta con fideos, cebollas rellenas, un postre tipo cheese cake y café. Todo muy bueno.

Desde Oviedo seguimos para Cangas de Onís, conocida como la “puerta de entrada” a los Picos de Europa, un Parque Nacional donde se encuentra la zona más montañosa de Asturias. Un pueblo muy simpático, como todos, con un espectacular puente románico sobre el Río Sella -acá también lo encontramos nuevamente- lo subimos y fotografiamos, desde arriba el río y sus alrededores y desde abajo el monumental puente.


Caminamos un poco, pasamos por una plaza repleta de barcitos y llegamos hasta la Capilla de la Santa Cruz, donde se puede ver un Dolmen, de la edad de bronce. Un dolmen, que en bretón quiere decir mesa de piedra, es una construcción megalítica consistente en dos losas clavadas en la tierra en posición vertical, y una losa de cubierta apoyada sobre ellas en posición horizontal; todo ello cubierto con tierra, se remonta al Neolítico y el Calcolítico. Su función solía ser la de sepulcro colectivo, pero también se cree que puede ser una forma de reclamar un territorio, dada la poca entidad de los poblados neolíticos.
Otra vista de Cangas de Onís

Desde aquí seguimos camino hacia Covadonga, que es un pequeño poblado ya dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa, por eso para llegar tuvimos que subir por un camino montañoso con muchas curvas, en lo más alto hay una Basílica neorrománica inmensa, con una estatua dedicada a Pelayo el Guerrero, un visigodo que en el año 772 defendió la región de los moros y llegó a ser Rey de Asturias.

Estatua de Pelayo


Cuenta la historia que a principios del siglo VIII, la España visigoda fue invadida por un pueblo guerrero: el musulmán. Miles de árabes y berberiscos dominaron en meses toda la península ibérica, poniendo en serio riesgo la integridad de la Europa cristiana, su tradición e instituciones. Sin embargo, en el escarpado norte español, de espaldas al mar y en esta región que hoy conocimos, en este histórico sitio de Covadonga, un emigrado noble visigodo puso en pie de guerra a un aguerrido pueblo de montañeses que se negaron a vivir en la esclavitud. Fue el inicio de una guerra que duró ocho siglos y que marcaron a fuego la historia de España, su cultura y su gente. Todo este sitio que encontramos allí en lo alto, a 264 m. sobre el nivel del mar, medido en Alicante, como decía una indicación que leímos en el lugar, es un conjunto de edificios, incluyendo la Basílica, que constituyen el Santuario de Santa María de Covadonga, levantado en el mismo lugar del histórico combate.

El paisaje es sobrecogedor… Allí también hay una Cueva Santa, hecha en la propia roca de la montaña, con una capilla donde está enterrado Pelayo y donde estuvo el Papa Juan Pablo II rezando. Todo aquí es muy emocionante.

Desde la Cueva Santa
La Basilica de frente
Bueno, desde Covadonga se puede seguir hasta dos lagos de montaña, por un camino aún más complejo y con más curvas… así que sin dudarlo -y pensando en nuestros hermosos lagos del Sur Argentino y teniendo en cuenta todo lo que habíamos recorrido durante este día- decidimos: volvernos a Vidiago…

Hoy, 6 de junio, conocimos Santander, capital de Cantabria. Cuando llegamos nos dirigimos directamente a la zona de las playas, todo este barrio costero se llama “El Sardinero” y está formado por dos playas: la Primera Playa del Sardinero y la Segunda Playa del Sardinero, separando las dos playas se encuentran los hermosos Jardines de Piquío:


Son prolijos, impecables, llenos de flores, bancos, fuentes y todo frente al mar… Nosotros dejamos el auto justo frente a la primera de las playas.


También en esta zona está el imponente Casino blanco.

Muy cerca de allí está la península de Magdalena, un promontorio donde se encuentran un parque y el Palacio de la Magdalena, de 1912, que fue la residencia de verano del rey Alfonso XIII. Tratamos de visitarlo pero nos fue imposible estacionar debido al aglomeramiento de autos que había en los alrededores. Esto nos llamó la atención en Santander, el movimiento que tiene, tanto de automóviles como de personas, quizás acrecentado por ser día de semana y por supuesto por lo importante de la ciudad.

Seguimos hacia el centro, conseguimos estacionamiento al fin y comenzamos la caminata… El Ayuntamiento, el Mercado de la Esperanza, la Catedral, la Plaza Porticada, los Jardines y el Paseo de Pereda, llamados así por el novelista cántabro José María de Pereda. Este Paseo está sobre el antiguo puerto de la ciudad y sus muelles mercantiles, en él se encuentran algunos edificios muy importantes como el Palacio de la Compañía Trasatlántica Española, etc.

Frente a éste y caminando un poco más, se encuentra el Banco de Santander, destacado por su gran arco, fue construido en 1875 y reformado en 1945.

Toda esta zona está frente a la Bahía de Santander.

Una calle en Santander

Luego de caminar bastante por allí volvimos hacia el centro a buscar un lugar para almorzar, esta vez lo hicimos en el Comedor de un gremio, siempre el menú del día, que nos ofrecía: chorizo con papas, croquetas de jamón con papas fritas y helado. Roberto comió un pescado llamado chicharillo, muy semejante a la sardina pero un poco más grande. Nos atendió una moza muy amable y simpática, María del Mar.

Seguimos camino: como el lunes cuando conocimos Santillana del Mar no pudimos entrar en las Cuevas de Altamira, que están a solo 2 km del pueblo, porque estaban cerradas, decidimos volver para conocerlas, así que para allá fuimos… Estas cuevas que son Patrimonio de la Humanidad, fueron descubiertas en 1879 y contienen restos y muestras pictóricas del arte prehistórico del mundo. Tienen grabados de 18.000 años de antigüedad: bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos, son la expresión de los habitantes de esas cuevas durante el Paleolítico Superior. En realidad las cuevas verdaderas están cerradas al público desde hace unos años, ya que la afluencia inicial de gente para conocerlas, aunque controlada, estaba deteriorando las pinturas, por eso se construyó la llamada Neocueva que es una reproducción exacta de la original.

Es impactante!! También hay un museo, creado en 1979 para conservar, investigar y difundir todo lo relacionado con las cuevas. Está muy bueno. Las pinturas están hechas con colores vivos, muchos rojizos, sobre las paredes y techos de las cuevas y utilizaron para hacerlo los contornos e irregularidades de la roca, para marcar la forma de los animales que pintaban: unos genios!!

Lástima que no las podíamos fotografiar como precaución para conservarlas adecuadamente, pero desde las Cuevas sí pudimos apreciar este paisaje:


Cuando regresamos pasamos por pueblitos pequeños y hermosos como Cobreces, que está antes de llegar a Comillas, donde pudimos deslumbrarnos con una Iglesia enorme, con dos torres y un Monasterio:


Nuevamente entramos en Comillas para ver El Capricho, la casona de Antonio Gaudí, que no habíamos podido conocer el lunes. Esta casona data de 1883 y tiene una fachada llena de girasoles amarillos y verdes… como todo lo de Gaudí: reloco!! Ahora funciona un restaurante allí, estaba cerrado por lo que no pudimos conocerla por dentro pero la recorrimos toda por fuera y la fotografiamos:


Al día siguiente, luego de desayunar salimos a caminar por los alrededores de la Casona de Vidiago, fuimos por un sendero de aproximadamente 1500 metros que llega hasta el mar –el Cantábrico– en una especie de cala llena de cantos rodados. Por ese sendero, que coincide con uno de los caminos de Santiago –el camino del Norte- pasan los peregrinos que van rumbo a Santiago de Compostela, por lo que nos cruzamos con varios de ellos.



Luego, de regreso a la Casona, decidimos recorrer nuevamente Llanes, pues no queríamos viajar demasiado lejos y en Llanes todavía nos habían quedado muchas cosas por conocer. Paseamos por la zona del puerto y la playa del Sablón. Almorzamos en un bar de esa zona pesquera, llamado “Colón”, menú: potaje de lentejas, pescado y postre.

Luego comenzamos un recorrido por pueblitos cercanos a Llanes: primero pasamos por Poo, un pueblito con playas y luego llegamos a Celorio, con las playas de Palombinas, espectaculares!! amplias, con una arena blanca y un mar de un color azul intenso, casi turquesa.


Casi no había personas en la playa. Como en las otras que hemos conocido por esta zona, estas playas también aparecen enmarcadas por grandes rocas, como en Mallorca, a las que llaman calas, salvo que en este caso son más extensas. La explanada o costanera que bordea la playa es muy bonita, muy nueva, con barandas de acero inoxidable, un mirador que avanza sobre el mar, etc., etc. La verdad, un rincón hermoso como para despedirnos de Asturias…


2 comentarios:

  1. Bellìsimos paisajes....muy buenas las fotos con las estatuas de bronce.....interesante dato sobre laa sidrerìas..realmente uno viaja leyendo...un lujo...!!!!

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  2. I have found that this site is very informative, interesting and very well written. keep up the nice high quality writing. Pine Lake Resort Lancashire

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