Se dice que Lisboa rima con Pessoa:
Otra vez vuelvo a verte,
Con el corazón más lejano, el alma menos mía…
Otra vez vuelvo a verte, Lisboa y Tajo todo…
La primera vez que
estuvimos en Lisboa fue en septiembre de 2001, fueron solo 4 días, pero
prometimos volver y así lo hicimos en el 2007, cuando desde Cascais (ver
entrada La Costa Lisboeta y alrededores)
destinamos un día para regresar, como Pessoa en la poesía…
Llegamos a Lisboa
en avión desde Londres el domingo 2 de septiembre de 2001. Desde el aeropuerto
y en un mini bus, el Aerobus No. 91, nos dirigimos al Hotel Holiday Inn. Es
recomendable en lugar de un taxi utilizar estos mini bus, en los cuales también
se pueden comprar tickets por un día, válidos para cualquier medio de
transporte. Al rato ya
estábamos recorriendo la ciudad en un bus de la City Line, Sightline, que parte
de la Plaza Marqués de Pombal y que realiza un tour por Lisboa, ya que como
siempre aconsejo al llegar por primera vez a una ciudad se utilice estos
recorridos que nos dan una idea global del lugar.
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Nota: Para aumentar el tamaño de las fotos clickear sobre ellas.
Luego de completar aproximadamente 1 hora de recorrido, bajamos en Belém, zona sobre el inmenso estuario del Río Tajo, que envuelve a Lisboa con su brazo de agua de 15 km de longitud y es característico de la ciudad. Sobre la margen del río se encuentra la Torre de Belém, una antigua fortaleza construida entre los años 1515 y 1521 para vigilar la entrada al estuario y representa una de las estampas más genuinas de Lisboa, con cúpulas morunas, un puente levadizo y bellos balcones, todo realizado de piedra color blanca y presidida por la imagen de la Virgen del Feliz Retorno.
Luego de completar aproximadamente 1 hora de recorrido, bajamos en Belém, zona sobre el inmenso estuario del Río Tajo, que envuelve a Lisboa con su brazo de agua de 15 km de longitud y es característico de la ciudad. Sobre la margen del río se encuentra la Torre de Belém, una antigua fortaleza construida entre los años 1515 y 1521 para vigilar la entrada al estuario y representa una de las estampas más genuinas de Lisboa, con cúpulas morunas, un puente levadizo y bellos balcones, todo realizado de piedra color blanca y presidida por la imagen de la Virgen del Feliz Retorno.
Torre de Belém |
Imagen de la Virgen del Feliz Retorno |
Muy cerca de allí
está el Monumento a los Descubrimientos, construido en 1960, tiene 52 metros de
altura y constituye un homenaje de la ciudad de Lisboa a todos los portugueses
que participaron en las largas travesías por el mar entre los siglos XV y XVI,
por ello tiene un diseño que recuerda la proa de un barco.
Monumento a los Descubrimientos |
Flanco oeste del monumento |
Cruzando una gran plaza,
llamada Plaza de Imperio, se encuentra el inmenso y bellísimo Monasterio de los
Jerónimos, del siglo XVI, exactamente de 1501, una verdadera joya del arte
renacentista portugués que convive con el estilo gótico. En él se encuentran
las sepulturas del eximio poeta Fernando Pessoa y del navegante Vasco da
Gama.
Monasterio de los Jerónimos |
Patio del Monasterio |
En Belém también
encontramos la Plaza de Don Alfonso de Albuquerque, el Museo Nacional de
Carruajes, la Estación Marítima en el Puerto y el Puente 25 de Abril que une
las dos riberas del Río Tajo, inaugurado en 1966.
Ese primer día
cenamos en un restaurante de la zona portuaria, degustando platos típicos con
pescado.
Al día siguiente
luego de desayunar en el hotel (al abundante desayuno le llaman “pequeño
almuerzo”) fuimos en autocar (así le llaman a los bus) hasta la Plaza del
Comercio, inmensa plaza con la estatua ecuestre del rey José I de Portugal,
apodado El Reformador, que reinó entre 1750 y 1777, en el centro de la plaza. Los
lisboetas la conocen como la Plaza del Palacio, ya que allí se encontraba el
palacio real, hasta que el terremoto de 1755 lo destruyó. El lado sur de la
plaza se abre a la amplia desembocadura del Tajo, mientras que en el lado norte
encontramos el impresionante Arco de Triunfo que conduce a la Rua Augusta y es
la puerta de entrada al barrio de la Baixa, uno de los más ajetreados de Lisboa.
Plaza del Comercio |
En la plaza tienen
parada los típicos tranvías de Lisboa, los hay muy viejos, que en la actualidad
tienen más de 100 años y los hay super modernos, llamados “eletriccos”, de aproximadamente
25 metros de largo, con dos vagones y un fuelle en el medio y pintados de forma
muy llamativa con propagandas comerciales:
En uno de los más tradicionales,
el 28, subimos hasta el Castillo San Jorge, en el extremo más alto del viejo,
caótico y pintoresco barrio de Alfama, con angostas y serpenteantes callecitas,
pequeños patios, escalinatas y miradores, como el de Santa Lucia, junto a la
iglesia del mismo nombre, con dos murales de azulejos azules y blancos, desde el
que se puede apreciar los barrios más bajos de la ciudad.
Barrio de Alfama |
Tranvía 28 |
Mirador de Santa Lucía |
El Castillo de San
Jorge es enorme, se divisa desde cualquier punto de la ciudad y desde él se ven
las mejores vistas de Lisboa, constituyendo el monumento más antiguo del lugar.
Castillo de San Jorge |
Vista de Lisboa desde el Castillo de San Jorge |
Bajamos a pie desde
el castillo recorriendo las callecitas de Alfama y pasando por la Iglesia de
San Vicente de Forá y por la de Santa
Engracia, que es Panteón Nacional. ¡¡Imperdible el caminar por Alfama!!
San Vicente de Forá |
Santa Engracia |
Llegamos a la
Catedral de Lisboa, La Sé, como se la llama por las iniciales de Sedes Episcopales, que fue construida en
1150 y restaurada varias veces sobre todo luego de diversos terremotos que
asolaron la región, por ello posee una mezcla de estilos arquitectónicos, se
caracteriza por la sobriedad y simplicidad.
La Sé |
Muy cerca de la
catedral se encuentra la Iglesia de San Antonio, quien nació en Lisboa y fue
bautizado en La Sé, pasó los últimos meses de su vida en Padua (Italia) y es el
santo más popular y más venerado del pueblo, Santo Patrono de Portugal, cuya
celebración son los 13 de junio, día que volveríamos en el 2007 (ver más adelante).
Iglesia de San Antonio de Padua |
Luego de visitar la
iglesia seguimos caminando y llegamos a una típica casa, llamada La Casa de los
Bicos (Picos), porque tiene todo su frente realizado en azulejos en forma de
picos, es una construcción de estilo renacentista del siglo XVI.
Casa de los Picos |
Recorrimos la Rua
Augusta, muy concurrida y comercial y por ella llegamos a la Plaza del Rossio, con
sus fuentes, sus floristas, sus cafés y frente a la cual se encuentra la
estación de trenes, que es un edificio muy antiguo y muy particular. El
verdadero nombre de esta plaza es el de Pedro IV, rey cuya estatua se encuentra
en el centro de la misma, pero todos la conocen como Plaza del Rossio.
Situada al lado de
la Plaza del Rossio se encuentra la Plaza de Figueira en cuyo centro se alza la
estatua ecuestre del rey Don Juan I, rodeada de edificios con comercios,
restaurantes y hoteles. A partir de allí se
abre una zona llamada Paseo o Parque de los Restauradores, originalmente
diseñada con alguna semejanza con los Champs Eliseé de París. Sobre sus ramblas
hay muchos restaurantes muy concurridos y en donde se come muy bien!... allí
cenamos y así terminamos nuestro segundo día en Lisboa.
El martes lo
dedicamos a conocer Sintra, pequeña villa situada en la Sierra de Sintra, distante
aproximadamente a 45 minutos por tren de Lisboa, muy turística, con palacios,
museos y un castillo medieval. Al llegar a Sintra,
en la misma estación de trenes se puede tomar un bus (Stagecoach Portugal) que
recorre los principales sitios de atracción turística, pudiéndose bajar y
volver a subir al mismo a voluntad. Luego de pasar por
la villa propiamente dicha, subió y subió por la sierra hasta llegar al Castelo
dos Mouros (Castillo de los Moros), allí en un maravilloso marco brindado por
la vegetación reinante se alza este castillo árabe del siglo VIII, con sus
murallas serpenteantes en lo alto de la sierra. La vista panorámica que se
puede apreciar desde allí es fantástica, la ciudad, las cimas cercanas y los
palacios escondidos entre la vegetación.
Luego de recorrerlo,
retomamos la subida por la sierra en el bus, hasta el Palacio da Pena, más
arriba todavía!! Un palacio tan extravagante como bien conservado, con todo el
mobiliario, vajilla, etc. que tenía cuando lo habitaba la última familia real.
Lo hizo construir en el siglo XIX el rey consorte de la reina de Portugal María
II, Fernando II, quién era de origen inglés. Es un edificio lleno de excentricidades,
mezcla de estilos arquitectónicos, donde se destaca la Puerta del Dragón, sus
campanarios y minaretes, sus arcadas, entre las cuales se destaca la de Tritón,
sus cúpulas y sus ventanas manuelinas con caprichosas ojivas góticas.
Recomiendo no dejar de visitarlo.
Regresamos a la
Villa y en la hermosa Plaza de la República en un pintoresco barcito,
almorzamos. Luego visitamos el Palacio Nacional, que está ubicado frente a la
Plaza. Este palacio se destaca por dos importantes chimeneas blancas de forma
cónica que corresponden a la cocina del mismo.
Recorrimos la
villa, muy pintoresca, con callecitas extremadamente angostas que suben y bajan
en la ladera de la sierra, todo muy verde, con una espectacular vegetación y un
clima húmedo justamente por la vegetación reinante. Conocimos el hermoso
palacio donde funciona la Cámara Municipal y así caminando llegamos a la
estación de trenes para volver a Lisboa…
Típico callejón de Sintra |
Último día en
Lisboa. Recorrimos otro emblemático barrio, el Chiado, en la zona alta, al
costado de la Baixa, famoso por los intelectuales que lo frecuentaban.
Caminamos por sus calles y llegamos al famoso café A’ Brasileira, donde hay una
estatua de bronce de Fernando Pessoa sentado a una mesa del bar, ubicada en la
vereda y donde resulta inevitable fotografiarse:
Visitamos también
los restos de una iglesia muy antigua, del siglo XIV, que fue destruida por el
terremoto de 1755, es la Iglesia do Carmo en donde hay actualmente un museo
arqueológico. Esta iglesia se encuentra en el barrio Alto de Lisboa al cual se
llega desde la Baixa con el elevador de Santa Justa, que recorre una distancia
vertical de 32 metros y es una gran torre de hierro que se inauguró en 1902, obra
de un discípulo de Gustave Eiffel.
Nuestro día
continuó recorriendo el centro de Lisboa, volviendo a caminar por la Rua
Augusta y realizando algunas compras, sobre todo recuerdos de Portugal, así fue
como en un negocio su dueño, nos obsequió un diminuto gallito, que representa
un símbolo del país ya que según la leyenda se cuenta la historia de un
peregrino gallego que salía de Barcelos (ciudad portuguesa del distrito de
Braga) camino de Santiago de Compostela, y que fue acusado de haber robado la
plata a un terrateniente, por lo que fue condenado a la horca. Como última
voluntad, pidió ser llevado por última vez ante el juez, que se encontraba
comiendo un gallo asado. El peregrino le dijo que, como prueba de su inocencia,
el gallo se levantaría y se pondría a cantar. El juez dejó de comer e ignoró
las palabras del hombre. Sin embargo, en el preciso momento en que el preso
estaba siendo ahorcado, el gallo se levantó y cantó. El juez, habiéndose dado
cuenta de su error, corrió hacia la horca y descubrió que el hombre se había
salvado gracias a un nudo mal hecho.
Desde entonces el gallito de vivos colores representa la fe, la justicia y la buena suerte y está en todos los recuerdos de Portugal.
Desde entonces el gallito de vivos colores representa la fe, la justicia y la buena suerte y está en todos los recuerdos de Portugal.
Otro imperdible de
Lisboa son los tradicionales pastelitos elaborados con huevo, almendras y
especias y acompañados con un café, bebida popular que puede ser fuerte (uma
bica), más suave (uma carioca) o cortado con leche (uma meia de leite).
Lisboa nos fascinó…
por ello volvimos en el 2007… aunque solo por un día. Fue el miércoles 13 de
junio, al que podremos llamar un día contradictorio… Era una fecha muy
especial, el Día de San Antonio, Santo y Patrono de Portugal, en especial de
Lisboa, por eso se festeja con varios días de fiestas populares nocturnas y con
visitas y misas que se celebran a cada hora del día en su Iglesia. Era una cita
ya pactada desde Argentina: ese día nuevamente debíamos “visitarlo” en su
Iglesia y hacia allá partimos a media mañana desde Cascais, donde también era
día no laborable por el mismo motivo.Fuimos en tren, llegamos a la estación
de Cais Sodré en Lisboa y caminando hacia el centro, llegamos a la Plaza de
Comercio:
Seguimos hacia la Iglesia de San Antonio,
subiendo un poco, pues se encuentra, como contamos, en el comienzo del barrio
alto de Alfama. En cuanto doblamos una esquina y se abrió a una placita con la
estatua de San Antonio, la calma de la ciudad cambió por la muchedumbre que se
agolpaba para entrar a la
Iglesia:Esta es la cola que hicimos bajo el sol |
Justo en la puerta de la Iglesia tiene su parada el viejo tranvía 28 que sube y recorre el Barrio de Alfama, y como en el 2001 nos subimos a él:
Alfama estaba toda adornada con
guirnaldas de colores por los festejos del Santo y mucha gente en la calle,
caminando de aquí para allá.Luego que el tranvía volvió de su
recorrido nos dejó en el centro, esta vez cerca de las Plazas de Figueira y de
Rossio, con la antigua estación de trenes restaurada y donde funcionaba una
muestra relacionada con los ferrocarriles, pero donde no llegan los trenes ya
que todavía la están refaccionando.Almorzamos en la Plaza de Figueira, pescado,
siempre con cervecitas bien heladas… y luego decidimos recorrer el barrio alto
del Chiado. Llegamos hasta el famoso Café A’Brasileira y nuevamente cumplimos
con el ritual de la foto con Fernando Pessoa:
Pessoa, como ya lo he mencionado, fue el mayor poeta que tuvo Lisboa e incluso Portugal. Pessoa en portugués quiere decir “persona”. Su verdadero nombre era Fernando Antonio Nogueira Pessoa, pero se hizo llamar también: Alvaro de Campos, Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Bernardo Soares. Nació en Lisboa el 13 de junio –casualmente el Día de San Antonio- de 1888 y murió el 30 de noviembre de 1935, a los 47 años. De día Pessoa se ganaba la vida como traductor de inglés, idioma que dominaba ya que había vivido en Durban –Sudáfrica– y había estudiado en un colegio británico. Por la noche escribía poesía. No escribía "su" propia poesía, sino la poesía de diversos autores ficticios, diferentes en voz, estilo y modos. Publicó bajo varios de sus seudónimos (en realidad son heterónimos) e incluso publicó críticas contra sus propias obras firmadas de esa manera.
Bueno, volvamos al
relato de ese día: como nos faltaba recorrer Belem, que la recordábamos tan
hermosa como cuando la conocimos en 2001, decidimos regresar a la Baixa para tomar el eletricco
(tranvía moderno) que llega a Belem… y aquí comienza la parte del día
contradictoria con el resto, que había sido genial, alegre, emocionante, etc.Nos indican tomar
un bus –el 15- hasta Cais Sodré, para allí encontrar la parada del tranvía. El
bus repleto, todos apretados…Cuando bajamos del
bus Roberto descubre que le habían robado, del bolsillo de su bermuda, el
portadocumentos con las tarjetas de crédito, débito, carnet de conductor,
cédula federal y unos cuántos euros… Qué impotencia! De acá lo
contradictorio del día: San Antonio es el santo de las cosas perdidas
–materiales ó no– y en su día “se pierden” los documentos de Roberto… (esta anécdota
la relato para que se tenga en cuenta que, como en toda ciudad grande, hay que
tener cuidado con las pertenencias)
A pesar del
inconveniente seguimos pensando que Lisboa es una hermosísima ciudad y que
merece visitarla una y otra vez.